Don Pedro Alvarado es un buen
hombre, productor rural del campo, siempre decidido, siempre complaciente con
las visitas que realizan una estancia en su parcela. Se puede decir que es un
sabio del campo, realiza su siembra manual, como todo productor del campo
Guanajuatense, por las mañanas cuando se acerca el temporal, da inicio a la
preparación de su terreno, prepara su animal para colocar el arado en un par de
mulas y diariamente con una constancia como si fuera llamado a misa, prepara su
terreno con mucha fe, él está seguro que después de la siembra, caerá la lluvia
bendita, que permitirá la formación de sus granos, ya sea de maíz, frijol o
sorgo. Pocas personas quedan como él, su amor a la tierra lo ha arraigado en su
propia parcela, como él dice “Solo bajo por mis alimentos”, ahí lo espera su
esposa, la Señora Jovita Hernández, una mujercita risueña, amable y atenta de
Don Pedro, si como aquellas mujeres educadas bajo una tradición antigua, quien
esmeradamente le prepara sus alimentos, le da sus viandas y nuevamente regresa
a su tierra, orgulloso de seguir trabajando y cultivando su parcela. La vida
pasa, los años uno tras otro, y ve como sus fuerzas se van acabando, pero el
solo piensa en su parcela, en cultivarla como un agricultor celoso de su suelo
y enamorado de su tierra. Eso falta en nuestra vida,
amor por el campo, aquellos que aun sabiendo que poco van obtener de su cosecha,
lo realizan con mucho amor, enseñando a las nuevas generaciones, que no importa
la edad, no importa sus fuerzas, él sabe que un día ya no podrá, pero mientras
pueda lo va seguir realizando con fe, esperando que otros puedan seguir su
ejemplo, ese es Don Pedro Alvarado, el gran guía de muchas generaciones
jóvenes, que lucha por fomentar el amor por la tierra. Él es mi amigo..... un gran amigo.....
Don Pedro Avarado, siempre amable con sus visitas, enseñando a unos turistas e preparar el suelo con la yunta. |
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